UNA DECLARACIÓN DE INFERIORIDAD.
La envidia es un sentimiento bastante comun del cual pocas veces se habla y del que se puede llegar a sufrir bastante, tanto el que envidia como al que se envidia, y prueba de ello son los matrimonios destruidos por un tersero al "no soportar la felicidad que emanan", o el salar a una persona porque "siempre les ba bien", solo por mencionar algunos. Desisdí hablar de ella porque lo considero un foco de infección que causa bastantes problemas en cuanto a lo esoterico al realizarse diferentes trabajos para dañar al que se envidia.
El conquistador frances, Napoleón Bonaparte se referia a ella como una declaración de inferioridad, y en lo que concierne a mi opino que es presisamente eso ya que al estar con envidia y decir "mira que bien le ba y a mi no" aunque el trabajo sea el mismo, es sentirnos más abajo que ellos, y es ahi donde empieza el coraje y la negatividad. Los lectores de este blog y de los ebooks que publico saben que aqui se tratan temas esotericos y la envidia es algo que ba de la mano con la magia negra puesto que al tener envidia surge la necesidad de acabar con esa buena racha que la otra persona lleba, de ponerse en un plano superior, de satisfacer el egoismo que podamos tener adentro y de eso se alimenta el maligno; la gente recurre a la magia negra para satisfacer esas "necesidades" y destruir al otro.
Dicen los psicólogos que la envidia comienza a surgir en los primeros años de vida, cuando el infante hace rabietas, berrinches o pataleos para conseguir lo que quiere puesto que ve amenazado en su terreno y siente un vacio. Para calmar esta conducta y hacer que el niño madure es necesario explicarle lógicamente el porque de las cosas y enseñarle a dar más que a recibir, de lo contrario, crecerá con sentimientos de frustración y de vacio y vivirá atormentado de por vida al ser incapás de reconocer y valorar lo que se tiene y el éxito propio y ajeno, ni siquiera de su pareja.
El mejor remedio que pude encontrar en contra de este terrible mal es siempre decear un bien para esa persona que nos envidia puesto que es lo que más odian por no comprender como podemos amarlos si nos hacen tanto daño. Jesucristo amó hasta el último momento y prueba de ello es la súplica de perdón hacia el Padre por quienes causaron su muerte en cruz y que dió como resultado una inmensa cantidad de seguidores agrupados en más de una religión; o qué me dicen de la inmensa cantidad de personas ejemplares que fueron elevadas a los altares y que merecieron el mote de santos, que fueron capases de que sus enemigos y personas que los envidiaban se volvieran a su fabor, causando en ellos un profundo respeto. Sin duda alguna, la mejor medicina para este mal es el amor. Recordemos la ley de atracción. Hagamos un mal y resiviremos el mismo mal setenta veces siete.
Un saludo queridos lectores, espero poder haberles ayudado en este tema, y pronto subiré algunas recetas de magia en contra de los daños causados por este tipo de personas. SHALOM.